Translate

sábado, 23 de agosto de 2014

EL FIN DEL MUNDO


  ANA MARIA SEGHESSO

 




 







La Teoría del Eterno Retorno afirma,

... "que cuando cada uno de los astros errantes regresa exactamente en longitud y latitud al punto del cielo en el cual se encontraba al inicio de los tiempos, estos mismos astros errantes producen al final de períodos bien determinados, la Conflagración y Destrucción de todos los seres del Mundo".

El Mundo se reconstruye - "apocatastasi" - cuando los astros renuevan su marcha repitiendo exactamente todas las cosas realizadas en el período precedente. 

Esta reconstrucción, que sigue a la destrucción, se cumplirá no una vez sino un número infinito de veces. 




En cuanto a los dioses, que no están sujetos a la destrucción, les basta vivir uno solo de esos períodos para saber todo lo que sucederá en los tiempos siguientes, ya que no sobrevendrá nada que no haya ya pasado la primera vez.

En el Timeo, Platón hablando de la génesis de la creación afirma que "el número perfecto del tiempo se realiza y el año perfecto cumple su Revolución cuando todas las Revoluciones de los astros, cuyas velocidades varían, llegan juntas al término, encontrándose como al origen.“

Séneca, en sus "Cuestiones naturales", trata de esta doctrina, reproduciendo un fragmento del sacerdote caldeo Bérose (III siglo a. C., autor de una célebre historia Caldea y Asiria, hoy perdida).

"El diluvio de agua o de fuego sobreviene cuando a Dios le parece bien crear un Mundo mejor terminando con el antiguo…”

Bérose, traductor de Bélus, atribuye esta subversión a los astros, y esto lo hace de un modo tan irrefutable que fija el tiempo de la conflagración y del diluvio. 

 


El globo terrestre


... "se incendiará cuando  todos los astros que tienen ahora trayectorias tan diversas, se reunirán en Cáncer, disponiéndose en modo tal unos debajo de los otros, que una línea recta podrá atravesar todos los centros… El diluvio se producirá cuando todas las estrellas se reunirán en el Capricornio. La primera de estas constelaciones preside el solsticio de verano, la otra el solsticio de invierno…"

Una conjunción perfecta de todos los astros del sistema solar, esta es la configuración que determinará el fin de los tiempos y el renacimiento del Gran Año, con la muerte de un mundo por  un cataclismo de agua o de fuego.






La mayor parte de los filósofos griegos adoptó la noción de la existencia sucesiva de una infinidad de mundos que sistemáticamente y en períodos precisos se renueva, estableciendo el final y el principio.


En muchos de los Mitos que la humanidad ha heredado de tiempos remotos, la raza humana parece conservar un recuerdo confuso pero muy intenso de una terrible catástrofe universal. La pregunta que se impone es por qué viniendo de culturas diferentes el argumento se repite y los personajes son semejantes. 


Es probable que los Mitos mismo sean "confirmaciones históricas", creadas de manera alegórica para ser trasmitidas con mayor facilidad.








 
 

jueves, 21 de agosto de 2014

EL ETERNO RETORNO

ANA MARIA SEGHESSO



Fragmento de





EL ETERNO RETORNO



Del libro



UNA SESION DE TAROT






“Veo asimismo un poblado inaccesible en la cima abrupta de los Andes meridionales, donde se están concluyendo los preparativos para custodiar algunos restos de la civilización que se extinguirá en pocas horas. Los conocimientos sagrados serán enterrados en un lugar seguro, para los futuros civilizadores, una cantidad exigua de humanos, quienes fraternizando para sobrevivir y luego para enseñar y compartir ideas, se impondrán como dominadores.















martes, 19 de agosto de 2014

CONOCER EL FUTURO - Un sueño antiguo





ANA MARIA SEGHESSO







 




La Astrología es una de las ciencias ocultas más antiguas; nace junto con la Astronomía, de la cual nunca se ha separado, aunque sus objetivos sean diferentes. 
En latín ambos términos indican lo que hoy llamamos Astrología; en inglés la palabra astronomy tuvo los dos significados hasta el Iluminismo.

La palabra griega  aprendizaje, significa técnicamente Astrología, mientras que la palabra μαθηματικός , significa astrólogo como primera acepción.

Desde sus inicios, el estudio de los astros se ha fundamentado en la matemática, en el número, en los cálculos de los ciclos y en la astronomía.

Los primeros habitantes de Mesopotamia históricamente documentados por hallazgos arqueológicos y epigráficos, son sumerios. En la ciudad de Uruk, alrededor del 3000 a.C. se produce una gran invención: la escritura, que determina el comienzo de la Historia.

Esta escritura fue llamada “cuneiforme” a raíz de la forma de cuña de sus caracteres.

Los orígenes de la ciencia celeste se encuentran en la antigua Mesopotamia, la actual Irak; Asurbanipal, rey de Asiria (669 a 627 a.C.), conquistador de Babilonia, hizo compilar un inmenso archivo donde se conservaban en tabletas de terracota escritas en cuneiforme, manuales de astrología y efemérides, con cálculos de movimientos celestes de centenares de años.

Fueron los Sumerios los primeros en estudiar los astros y sintetizar en presagios sus movimientos; sin embargo, a partir del período helenístico los astrólogos de Mesopotamia fueron llamados “caldeos” simplemente, sin connotaciones geográficas ni étnicas.


El astrólogo era llamado “tupšarru”, término que significa también escriba, maestro de las artes

“…experto en cosas celestes, que conoce perfectamente el movimiento de las estrellas e interpreta los signos que envían los dioses a los hombres para que puedan regular su vida y de ese modo no sucumbir a eventuales males”, 

se precisa en el Enuma Anu Enlil, o “Manual del astrólogo”.


El nombre que actualmente llevan los signos astrológicos, el zodíaco y los astros entonces conocidos, son sumerios. Los principios y las técnicas no han sufrido grandes cambios con el paso de los milenios.


A través de la invención del zodíaco entramos en la fase del cómputo astronómico fundado en la matemática.  Para ello se dividió el círculo en 12 partes de 30º cada una, sin tener en cuenta las constelaciones, aunque se tome el nombre de algunas de ellas. Según el asiriólogo O.Neugebauer, 

“... fueron precisas razones matemáticas las que indujeron a la adopción de un ciclo bien definido que medía la progresión del sol y de los planetas respecto a secciones de exactamente 30 grados¨.


En realidad, el zodíaco no fue otra cosa que una indispensable idealización matemática y fue usado como cómputo astronómico.


Diodoro de Sicilia, historiador griego del siglo I a.C., menciona en sus escritos los conocimientos que poseían los caldeos; según lo que escribe en su Biblioteca Histórica,

"han llevado a cabo observaciones minuciosas por muchísimos años, adquiriendo el conocimiento preciso de los movimientos y de las propiedades de cada uno, prediciendo a los hombres mucho de lo que les podrá suceder  ... han estudiado las propiedades de los astros llamados móviles, que llaman “intérpretes”, llamando “astro del sol” al que los griegos llaman Cronos, ...  a los otros cuatro los llaman como nuestros astrólogos: astro de Ares, de Afrodita, de Hermes y de Zeus...  Los llaman intérpretes porque mientras los otros son inmóviles y cumplen una sola revolución lentísima a lo largos de un recorrido establecido, éstos cumplen un ciclo peculiar, indicando lo que está por suceder, sirviendo de asesores para los hombres de las intenciones de los dioses.”



 DIODORO




Otros autores clásicos como Cicerón en “Sobre la adivinación” y Plinio en “Historia Natural”, concuerdan al atribuir a los habitantes de la Mesopotamia tal primacía.

Los descubrimientos arqueológicos llevados a cabo en los últimos cien años en Irak, corroboran los textos de escritores antiguos, puesto que el contenido de las tablas de terracota en la escritura más antigua que se conoce, son en su mayor parte de tipo astrológico.

Los babilonios describieron algunas de las constelaciones existentes mil años antes del nacimiento de Cristo; en el período sumerio, o sea alrededor del 3000 a.C. y se menciona ya la constelación de las Pléyades. 


Otras documentaciones arqueológicas mencionan que en el 600 a.C el Zodíaco había sido dividido en doce partes; una tabla de terracota de forma redonda, reproduce el Zodíaco fraccionado por los signos, tal cual como lo conocemos ahora.

La astrología, llamada “Ciencia divina”, era interpretada por sacerdotes, considerados portavoces de la divinidad.

Muchos pueblos investigaron la ciencia astrológica en la antigüedad griegos, etruscos, romanos, hindúes, persas, chinos.


Platón escribe en Las Leyes, 


“Son tres las disciplinas que deben aprender los hombres libres: una de ellas consiste en los cálculos y el estudio de los números, la segunda en el arte de medir las longitudes, las superficies y los sólidos y la tercera en el estudio de las revoluciones de los astros y sus relaciones recíprocas que se dan naturalmente en sus recorridos.” 
(Las leyes, VII, 818)

 


 PLATON


En Egipto la astrología y la magia encontraron un terreno fértil y fueron desarrolladas según principios religiosos que configuraron una sabiduría secreta de la poderosa casta sacerdotal y del faraón.

En India se introdujo la disciplina astrológica junto con la difusión de la doctrina de Buda (560 - 480 a. C.); en China su propagación coincide con el período de las enseñanzas de Confucio (551-479 a.C.)



En el siglo II d. C., Claudio Ptolomeo, un egipcio de Alejandría, astrónomo, astrólogo, matemático y geógrafo escribió el Tetrabiblos, compendio de toda la ciencia astrológica hasta entonces conocida, que representa todavía el mayor documento de la antigua tradición.

Pertenece a este egipcio, que escribía en griego, el mérito de trasmitir la síntesis del conocimiento astrológico de la antigüedad.

En Roma la astrología se vulgariza, deja de ser controlada por sacerdotes y monarcas y comienza a ser utilizada por gran parte de la población.

 La acusación más común contra los adivinos de aquél período era de engaño, avidez de dinero (casi siempre poco) por parte de bribones, granujas y pobres diablos. 


Catón el viejo es el autor del famoso dicho: “Me sorprende que un arúspice no se eche a reír cuando encuentra otro arúspice”, citado por Cicerón.

Junto a la adivinación popular existía un conocimiento esotérico especulativo, introducido en el imperio a través de los filósofos griegos. 

Intelectuales y políticos romanos tenían un criterio diferente para evaluar la adivinación; los primeros asumían una actitud distante y racional, los políticos contrariamente utilizaban el colegio de los augures, institución formada por sacerdotes que practicaban la adivinación por el vuelo de los pájaros. 








El poder político que derivaba consistía en la facultad de suspender los comicios o declarar nulas sus decisiones. Los fraudes y falta de respeto hacia la voluntad popular fueron la consecuencia de tal tipo de poder.


Cicerón fue augur en el 52 a.C., aceptando las instituciones religiosas romanas, incluida la adivinación y tomando en consideración los auspicios en todos los casos en donde la ley lo establecía. 



 CICERON



Se anula de esta manera la diferencia entre superstición y religión, en tanto la astrología es considerada una experiencia intelectual relacionada con la filosofía de la que se ocupa solamente un grupo restringido y culto, entre los que se encuentra Marco Aurelio.


Astrología y Filosofía estoica  conformaron juntas una metafísica de la naturaleza, determinada por el movimiento de los astros.





 MARCO AURELIO




El Neoplatonismo

Poco tiempo después de la difusión de las teorías de Claudio Ptolomeo se desarrolló en el Imperio romano la escuela filosófica neoplatónica, cuyo máximo exponente fue Plotino (205-207), quien reconoció el profundo vínculo existente entre cielo y tierra.

Aunque el concepto de Libre albedrío no fuera todavía definido, Plotino atribuyó al ser humano la facultad moral que le permite plasmar la propia vida. 

La interpretación del lenguaje de los astros - signos reveladores de la sabiduría divina - favorecía ese objetivo.  Fue una reacción al absurdo determinismo de los adivinos de la Roma decadente, que habían hecho de la astrología una creencia fatalista, donde el hombre se transforma en esclavo de las fuerzas astrales.


Los astrólogos árabes


Luego de la caída del Imperio Romano de Occidente (476) la cultura y la vida intelectual de la civilización grecorromana se detuvieron; este período de inacción cultural en Occidente coincidió con un florecimiento de las artes y las ciencias en Oriente. 

Los árabes tradujeron del griego y del persa muchos libros de ciencia antigua, recibieron estudiosos que llegaron a sus tierras y construyeron un observatorio astronómico en Bagdad. Gracias a ellos la astrología regresó nuevamente a Occidente volviendo a ser motivo de interés y de estudio. Cátedras universitarias de astrología se dictaban en las universidades de Bolonia, París, Salamanca y Tubinga.


Los árabes trasmitieron sus conocimientos en la Península Ibérica durante su larga ocupación (siglos VIII - XV). En la corte de Alfonso X "el sabio" (siglo XIII) se tradujeron obras fundamentales, como "El libro conplido en los Iudizios de las estrellas" de Alí Aben Ragel.


Otros autores como Abu Masar, Alkinidi y Abram Ben Ezra documentaron en la cultura árabe y hebrea del Medioevo una gran atención por los elementos matemáticos de la astrología.


Cristianismo y Astrología


El Cristianismo en sus inicios necesitó adaptarse a las creencias - profundamente radicadas - de antiguos cultos paganos y a la tradición astrológica, de la cual tomó muchos símbolos.

En el calendario cristiano los nombres de los días de la semana mantuvieron su relación con los cuerpos celestes, mientras que Cristo reemplazó al Sol y la Virgen a la Luna.


¿Cómo fue elegido el 25 de diciembre como nacimiento del Salvador aún si no es posible probar que sea el día preciso? La coincidencia del 25 de diciembre con el solsticio de invierno en el hemisferio norte, corresponde a la fiesta pagana del "Sol invictus", dios de la luz, fiesta instituida por el emperador Aureliano (270-275). 


La celebración de la fiesta de la luz estaba en relación con el momento del año en el cual la luz del sol comienza a aumentar, terminando en junio, en el solsticio de verano. El Sol invicto estaba destinado a triunfar de las tinieblas del mal y era celebrado en esa misma fecha en la figura de Mitra, divinidad indo-iraní.


En el Concilio de Nicea (325) los cristianos se pusieron de acuerdo sobre la fecha del nacimiento de Cristo, en el solsticio de invierno y el de su resurrección, en el equinoccio de primavera, para promover una alternativa a las fiestas paganas. 
Ambas celebraciones están relacionadas con el año solar boreal.


La crítica filológica   


En el Renacimiento, la Astrología conservó su carácter ambiguo entre Religión y Magia, sobre todo por la gran influencia de los textos herméticos y el descubrimiento de escritos antiguos que eran reinterpretados en clave esotérica.


En ese período se iniciaron búsquedas en las bibliotecas de toda Europa para descubrir manuscritos que el Medioevo había ignorado o conocido de manera indirecta. Sin embargo, la novedad de esta búsqueda de lecturas no se encuentra sólo en la mayor cantidad de autores clásicos estudiados con respecto a la Edad Media, sino en la actitud particular que los humanistas tuvieron con estos autores.  


Las Iglesias católica y protestante creyeron ver en la mitología astrológica del Renacimiento una reminiscencia de los dioses griegos y romanos.
Rechazada la conciliación entre astrología y teología cristiana según la interpretación neoplatónica de los movimientos astrales como causas instrumentales o "signos" de la divinidad,  la astrología fue condenada por la Iglesia de Roma como superstición y contraria al libre albedrío. 



También Lutero la condenó como una versión pagana del "albedrío servil", semejante a la idolatría.


                            MARTIN LUTERO

 


La tendencia a la racionalización y al materialismo en los métodos de investigación provocó una dura polémica contra la astrología. Sin embargo continuó a ser practicada en gran parte de las cortes de Europa porque la mayoría de la gente creía en el influjo de los astros; el prestigio de los astrólogos creció en modo notable y a sus conocimientos recurrían papas, reyes, príncipes y hombres de estado.


Kepler (1571-1630) fue un ilustre astrólogo; es famosa su previsión en el “Kalender für 1618”, donde advierte a “quienes tienen poblaciones bajo su autoridad de evitar cualquier medida que pueda provocar reacciones violentas, y de tener al pueblo controlado, porque en mayo de 1618 comenzarán complicaciones políticas importantes”. 

Precisamente en ese mismo mes ocurrió la “Defenestración de Praga” que fue el inicio de la Guerra de los treinta años.


Galileo (1564-1642), Tomás Campanella (1568-1639), Tycho Brahe (1544-1601), dedican amplio espacio en sus estudios a la astrología.


Goethe (1749-1832) incluyó la astrología en el grupo de las ciencias humanas y Federico Schelling (1775-1854) valorizó en su obra filosófica la herencia astrológica del pasado, sosteniendo el principio de 

“la unidad de todos los opuestos y de la armonía que actúa en el mundo de las fuerzas heterogéneas”.



La situación actual


Pruebas estadísticas llevadas a cabo en La Sorbona, en la universidad de Berlín y en varios institutos americanos  confirmarían la correspondencia entre una situación astral y una determinada realidad humana, acontecimiento histórico-social o alteración de la naturaleza. 


Desde el campo de la Psicología, C.G.Jung define la Astrología como doctrina de “modelos astrológicos”, capaz de hacer consciente las motivaciones inconscientes en la tipología simbólica de la psiquis colectiva. 

Según esta teoría, la Astrología sería una teoría psicológica de los signos planetarios, entendidos como "arquetipos", un simbolismo, que percibido en su integridad, estaría en relación estrecha con la verdad secreta y profunda del ser humano.


Un relativismo generalizado en la Cultura, la creciente globalización, el intercambio de los valores, la disolución de la Sabiduría Unitaria, complican los principios astrológicos.


Sin embargo se está verificando un cambio en su estudio, gracias al apoyo que ofrecen nuevas ciencias como psicología, antropología, astrofísica, biología, semiología.

 En las nuevas concepciones astrológicas el libre albedrío, el pasado, el presente y el futuro estarían íntimamente ligados a los contenidos que la conciencia pueda transformar.
 
  
El futuro en un cierto sentido es ya "presente", espera sólo que nuestra conciencia proceda a iluminarlo.








Publicado en el diario “La Capital” de Rosario, Argentina.
(Septiembre 2006)